Mario, Las Azucenas, 1986

domingo, 10 de junio de 2012

Junio, 10

Parece mentira que continuemos sin aprender de nuestros errores, más aún llevándolos a cabo reiteradamente en épocas sucesivas de la Historia. Pero lo más irreal de todo esto, es que borregos que ahora hablan del eterno conflicto, tachen a pro-palestinos de antisemitas. Si no se conoce el verdadero significado de las palabras, que no se utilicen. Aunque en este país es una verdadera trradición hablar de lo que se desconoce, un sabio profesor una vez nos dijo, no sin razón, que en las encuentras se debería añadir la pestaña de "no sabe ni conoce, pero aún así contesta". Si tus palabras no mejoran el silencio, cállate.

domingo, 3 de junio de 2012

Miss Lauryn


La amo Disfruten *

Mayo, 25

Mientras los pájaros pían, y la suave brisa me arropa, mi Alma se separa del cuerpo y viaja, volando libre, deshaciendo fronteras, destruyendo kilómetros... El sol está bajo, el calma perfecto, todo apunta a que el día está por acabar pero espero que sea dentro de mucho y se quede por siempre por siempre en mí, como los buenos recuerdos hechos de grandes cosas vividas. Antes de salir corriendo de la casa agarré un pincel que Jorge dejó junto al retrato en el que está trabajando, e improvisé un moño fresco y ágil para las noches de tequila. Habíamos quedado a las 5.30 p.m., pasaban dos minutos de la hora, en el Caribe no hay problema, además ellos me conocen. Alcanzó a pasar un motivo justo cuando el pequeño Ernesto me daba un beso acompañado de un tierno y dulce "Divertíte mamita, te quiero, me portaré bien". Mi máxima felicidad en la vida, el placer de crear ya hablaba como un viejecito. Y la motivo me dejó en el punto de encuentro veinte minutos más tarde. Aquí estoy, parada, con un vestido blanco y los caites que me regaló mi mamá por mi último cumpleaños, delante de la Cantina, la Cantina que tantas noches escuchó incansable e impasible nuestras más profundas conversaciones e incluso leyó y fue parte de nuestros mayores guiones. La Cantina a la que acuíamos cada viernes desde hacía ocho años. Pero este viernes es especial, porque en nuestra mesa no siempre estamos los mismos, y hoy están (recién peinaditos) dos especiales entre los especiales. Gael y Dieguito, quienes al verme entrar aplauden (como es la costumbre por mi falta de puntualidad) y salen corriendo a darme un infinito abrazo. Y digo infinito porque son de esos que conservas, que cada mañana recuerdas y que desafortunadamente no llevas a cabo sino cuando el trabajo lo permite. Nos sentamos a la mesa y los tequilas estaban servidos, tequila de Jalisco con la botella nuevecita encima de la mesa. Pregunto por Dolores y Camila, todo en orden, igual de bellas que la última vez (Gael me enseña fotos en su celular), e inmersas en un mar de proyectos. Segundo tequila: Abordamos los trabajos en los que se encuentran, fascinada estoy, me fascinan, nunca me dejarán de sorprender, han acostumbrada me tienen por ser de las primeras en ver los respectivos trabajos en la casa, antes de sus estrenos. Tercer tequila: La música está alta, la gente baila y la Cantina se llena. Les cuento de mi trabajo, de Jorge y de Ernesto, además, para quedar en paz, les adelanto que espero una pequeña bebida para dentro de tres meses. Es un placer esta fase de maternidad y paternidad que estamos experimentando los tres. Cuarto tequila: Empezamos a analizar los temas más relevantes de actualidad y van pasando los tequilas y las anécdotas y las canciones... Hasta que Jorge me besa en la frente y me cambia un jugo de Pitahaya recién hecho por los garabatos aquí expuestos. *