Mario, Las Azucenas, 1986

sábado, 21 de abril de 2012

O*

Con lo cerca que estuvimos de alcanzar la perfección,
y yo, que ando siempre despistada, nunca encuentro lo que busco y esta vez se me escapó.


Hace unos años tuve una pareja, una relación, o como se quiera llamar, pero el amor estaba en mí, me envolvía y cambiaba las lentes con las que veía el mundo.
Después de él, hasta la fecha, no hubo nadie más...nadie con la categoría esa importante (ofú la manía de catalogar todo lo que hacemos o en lo que nos vemos inmersos) de acaparar tus pensamientos.
Éramos compatibles y formábamos un gran equipo, yo me divertía muchísimo y me daba una confianza que poca gente me la ha brindado.
No era alto, ni musculoso, ni de familia de bien, ni tenía título universitario (hacía años que había dejado de ir a clase), ni era de actitudes ejemplares, es más, mi vecino el policía le reñía por fumar aquelloquenosepuedeonosedebefumar, pero era el más guapo, de tez canela (muy moreno cuando daba el sol), con ojos verdes profundos, la altura justa y la maña necesaria, tatuajes y dilataciones adornaban su cuerpo y las últimas semanas un pañuelo rosa fucsia que después de todo siguió vistiendo.
Había algunos planes de futuro, había mucho amor, y había un profundo respeto (valor que hoy se está perdiendo rapidísimamente).
Nunca llegué puntual a una cita, y, paradójicamente, en esas esperas se hizo muy amigo de la que meses más tarde sería mi compañera de habitación en el hospital, mi vecina del cuarto.
No pegábamos, eso decía la gente, sólo por el físico y eso también me molaba, siendo sincera.
Pero una chica miasténica es muuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuy aburrida, es lo más aburrido que te puedas imaginar, es un continuo monólogo por parte de la otra persona, excepto los días que los músculos trabajan un poco y puedes sacar algún tema de conversación.
Total, que duró poco, lo que la paciencia le dejó y, como había venido, se fue. Mentira, se fue de una manera mucho más traumática, como buena y ejemplar miasténica, no pude reprochar ni replicar ni argumentar mi posición o mi postura durante aquellos meses y tuve que aceptar lo que se me venía sin rechistar.
Meses, que formaron años, de oscuridad, de profundo aburrimiento con cualquier chico que se me acercara, la inevitable comparativa constante de aquel que había conseguido quedar para un café, y ningún físico como el suyo, osea, cero apetecibles.
Y, aunque cada vez menos, sigo sintiendo ese pequeño vacío, que algún se llenará, pero que sólo el tiempo curará.

*

1 comentario:

  1. muy chulo el texto, cojonudo! pero que penina...aunque hay seguir adelante y mirando al frente...anda que no quedan gitanuzos por el mundo!

    Este poema no encaja exactamente con lo que dices, por que está dicho por una persona mayor y ese no es el caso, pero creo que es chulo.

    ODA A LA INMORTALIDAD
    Pues aunque el resplandor que en otro tiempo fue tan brillante
    hoy esté por siempre oculto a mis miradas,
    aunque nada pueda hacer volver la hora
    del esplendor en la hierba, de la gloria en las flores,
    no debemos afligirnos, pues encontraremos
    fuerza en el recuerdo,
    en aquella primera simpatía,
    que habiendo sido una vez, habrá de ser por siempre.
    En los consoladores pensamientos que brotaron
    del humano sufrimiento
    y en la fe que mira a través de la muerte.
    Gracias al corazón humano, por el cual vivimos,
    gracias a su ternuras, a sus alegrías, y a sus temores
    la flor más humilde, al florecer, puede inspirarme ideas que,
    a menudo, se muestran demasiado profundas para las lágrimas.

    William Wordsworth

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